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RELATO



Día 14

Empezamos la aventura.

A las 7 acudimos al punto de encuentro, cargamos el monovolumen y salimos hacia destino.
Llegamos sobre las 17 horas a Cestas muy cerquita de Burdeos en la Aquitania, concretamente al Premeire Classe, que es un hotel de carretera tipo fórmula 1, alojamientos baratos que vienen muy bien para dormir en ruta, a este le voy a dar un aprobado (*5). 

Tomamos posesión de las habitaciones, descargamos maletas etc. y nos acercamos a Burdeos. Como los residentes mayoritariamente están de vacaciones aparcamos cerca de la columna de la plaza de la Victoria y desde ahí fuimos dando un paseo.
(Comentar que en todo este recorrido nadie suele hablar otra cosa excepto francés, ocasionalmente algo de castellano o inglés y también los anuncios están en francés casi en su totalidad, así que menos mal que el francés se suele leer medio-bien).

Visitamos su magnífica catedral aprovechándonos de unas jornadas de puertas abiertas para el turismo, desde ahí nos dirigimos hacia la plaza Quinconces, seguidamente nos acercamos al rio y vimos los agradables jardines y como la gente los disfruta sentados estilo picnic entre los mismos, nos agradó ese modo de esparcimiento tan ecológico. 


Pensamos que esta ciudad se merece un puente o al menos un par de días para conocerla, a ver si habilitan vuelos desde Valencia y nos venimos para disfrutarla.
La noche terminó con una cena picnic en el porche de nuestro alojamiento, regada con buen vino de Burdeos y rematada con unos orujitos Ruavieja.

Día 15


Llegada temprana a la Baja Normandía, concretamente a Pontorson cercano al Mont St Michel, pero no hay nadie que nos reciba en La Lithana, que va a ser nuestro alojamiento durante dos días !.


Vemos que el restaurante está cerrado por vacaciones y rodeándolo entramos por el parking que da a las habitaciones, ahí buscando encontramos una nota donde aparecen nuestros nombres y las habitaciones que nos corresponden con las llaves en las puertas. Dejamos nuestras pertenencias en las habitaciones y cerramos las puertas.
Debe ser el hágaselo-Vd-mismo en francés, el sinónimo de self service.

Localizamos al parking de vehículos para Saint Michel, dejamos el vehículo y nos acercaron al pié del Mont St. Michel con unas lanzaderas (navetes les llaman).

Recorrimos  el centro del recinto con sus innumerables tiendas, bares y locales entre una marea humana de visitantes de las más diversas procedencias. Hicimos unas pequeñas compras y sobre las 19 horas hacemos en recorrido inverso hasta nuestro alojamiento que es La Lithana (le doy un 4), un hotel de los años ochenta o anterior con todo casi de origen, ahí lo único nuevo que vemos son los tdt que incorporaron a las antiguas y minúsculas Tv . es un alojamiento cutre, pero es lo único que quedaba en la zona para tres habitaciones y gracias porque durante nuestra estancia vimos carteles de completo en todos los alojamientos, así que cutre sí, pero nos hace el servicio, vimos a gente preguntando por alojamiento pero no habia.

Nos presentamos a la dueña, Regine, que como puede se hace entender en francés y nos responde a nuestras variadas preguntas.

Cenamos en un ambiente muy agradable en una pizzería local confraternizando con otros comensales franceses.

Regreso al hotel, planes para el día siguiente y a dormir.

Día 16

Desayuno temprano un petit dejeuner escaso pero suficiente porque en Francia se come pronto así que no conviene darse un atracón ;--S.

Iniciamos el ascenso hasta la abadía hay una pequeña cola, nada que ver con la kilométrica que vimos a nuestra salida. 
Nos juntamos bastantes personas en la explicación en castellano, como dijo la guía "para gentes de la península ibérica", a fin de no herir posibles susceptibilidades entre catalanes, vascos, gallegos, valencianos, etc., y es que nosotros somos así, cada uno a lo suyo, .....     y así nos va.

El recorrido fue interesante y duró sobre una hora, terminado el mismo seguimos
fotografiando la zona y finalmente sobre las 13 horas cogimos la lanzadera de regreso al parking y ya en nuestro coche de camino cerca de Pontorson comimos en un restaurante las típicas moules frites y sidra (*7).

Decidimos acercarnos a Saint Malo y por el camino empezó a lloviznar y a formarse unas colas enormes, no encontrábamos aparcamiento en ningún sitio y seguía lloviendo mas, así que mal se nos presentaba la cosa. Afortunadamente en una de las vueltas pudimos aparcar relativamente cerca de la ciudad amurallada y también dejó de llover, menos mal porque ya pensamos en desistir de esta visita.






Saint Malo es muy bonito y turístico, además de su ciudad amurallada tiene una playa con unos troncos de árboles plantados a pocos metros del malecón, lo que nos llamó la atención pues no teníamos claro para que podían servir. Luego vimos en fotos que sirven para aminorar el golpe directo al malecón cuando llegan las enormes olas.

Finalizada la visita algunos pensamos en acercarnos a visitar Dinan,
pero volvimos a repensar en que no y que nos íbamos de regreso a Pontorson, así que eso es lo que íbamos a hacer, si, decididamente íbamos a regresar a Pontorson… ¿ o no ?. Pues NO, debido a obras con desvío en la carretera, el gps se puso caprichosito y terminamos en el mismisimo Dinan, así que no nos quedó otro remedio que entrar a visitarlo. Aparcamiento fácil céntrico y gratis, que mas podíamos pedir ?. 


A mi particularmente es la ciudad que más me ha gustado de todas las visitadas, tiene unos cuantos edificios antiguos encantadores y un casco antiguo muy bien conservado, no tan restaurado como el de Saint Malo que lo vi artificial.

Bueno pues ya estamos preparados para la visita nocturna al Mont Saint Michel. Así que compramos para prepararnos unos bocatas y nos dirigimos a la zona. Cenamos sentados contemplando los distintos cambios de luz hasta que se hizo de noche y se iluminó
artificialmente el Mont St. Michel. Es muy bonito contemplar como van cambiando los matices con el atardecer y en la puesta de sol; luego llega un momento en que al caer la noche ya tiene pocos cambios, excepto si sale la luna o hay nubes caprichosas, etc.
Ya cansado de hacer fotos y dado que todo iba a ser más de lo mismo decidimos regresar. 

Cogemos lanzadera y para el parking a por nuestro voiture... pero se nos complicó la cosa pues el ticket del parking se lo tragó la máquina, la verdad es que salió una pantalla que lo diría,
pero claro estaba en francés, no teníamos a nadie a quien preguntar ya no estaban los trabajadores del parking ni los de información, no había nadie y la barrera bajada, Menudo panorama !
Decidimos volver a donde la máquina de los tickets y casualmente localizamos a un trabajador que salía en bicicleta, le explico de que va la cosa, pero en vano pues éste solo habla francés, ante nuestras indicaciones y con buena actitud, abre un par de maquinas y ahí estaba nuestro ticket tragado que ponía 0 € a pagar, (parece ser que por la noche el parking es gratuito), con eso y todo me dice que se lo explique por el interfono de la maquina a otro trabajador que este si habla algo de inglés. Bueno pues ya está, el muchacho por fin nos abre la barrera con sus llaves y conseguimos sacar el coche. 

Anécdota a recordar y cachondeo con que si "porqué no cogiste el ticket antes de que se lo tragara la maquina…"  ;--( y bla-bla-bla.

Día 17

Tomamos otro petit dejeuner escaso, pagamos el alojamiento mas una tasa que en ningún sitio aparece (taxe sejour), ponemos en el gps la dirección del próximo destino y partimos rumbo a Ploubazlanec, esta localidad pertenece a Bretaña.




Para no romper la costumbre la recepcionista del hotel Restaurante Bocher únicamente habla francés, nos informa que no tenemos las habitaciones hasta las 14 horas y alucina que no vayamos a cenar ni comer en su restaurante, bueno pues eso dejamos las maletas en consigna y vamos a recorrer el centro del pueblo y Paimpol que está a unos pocos kms. 

Esta zona es de mucho barquito, un centro de la villa de poco interés y poco mas, así que decidimos comer temprano vemos lo que come la gente y pedimos lo mismo:  galletes y crepes con sidra..!. estos franceses para mí que quieren imitar a los italianos con sus pizzas y se han sacado de la manga las galletes que son una pasta a la que ponen jamón york queso y un huevo frito, luego están las crepes que es la misma pasta pero con nutella (chocolate), caramelo o mantequilla y todo esto tomado con sidra..!!! los italianos les ganaron, pero estos insisten.

Regresamos al hotel guardamos las maletas, etc. y a eso de las 5 fuimos a ver una Abadía (Abbaye De Beauport), que tiene el morbo de que está destruida. Estos han copiado el éxito del museo Vasa de Estocolmo y quieren hacer algo parecido aunque sea en abadía. Por grupo de personas proporcionan un manual en tu idioma con las explicaciones, uno se lo lee al resto y a echarle imaginación con lo que pudo existir en ese solar. Auténtico self service !.

Tenemos dos opciones ver el chateau la Roche-Jagu o Cap Horn como estamos más cerca vemos este último y la verdad es que tiene poco interés, tal vez nos equivocamos. Por el camino hicimos una cena picnic y de ahí regresamos al hotel pues estamos cansados.

Este hotel Restaurante Bocher  ha resultado el mejor de todos ellos, aunque no dispone de wifi en las habitaciones, únicamente en el bar de la entrada.

Día 18

Buen desayuno, pagamos hotel y salimos dirección a St. Nazaire, situada en el departamento del Loira Atlantico y en la región Paises del Loira, es parte de la histórica Bretaña..


El día se presenta lluvioso todo el recorrido ha sido una fina lluvia, pero al llegar la lluvia es más fuerte, menudo recibimiento.

Otra vez el mismo rollo de las habitaciones que no las dan hasta las 14 horas, está claro que es una norma pues aquí en este hotel únicamente vimos a otra persona y seguro que las habitaciones estarían dispuestas.

Aquí en esta localidad las opciones se reducen considerablemente, al ser domingo está todo cerrado. Únicamente vimos un par de bares con gente y un Carrefour city que cerraba a mediodía. 
Nos dirigimos finalmente a un gran centro de ocio pero lo único que funciona es una especie de museo marino y un par de restaurantes llenos a rebosar claro. 
Dimos un rodeo por la zona y finalmente nos tuvimos que conformar con unos tristes bocatas. Sobre las 16 horas regresamos al hotel y ya conseguimos habitaciones, como el porvenir es desolador hacemos una pequeña siesta y a las 17 horas nos reunimos para decidir qué hacer.

La empleada de recepción me dio un pequeño mapa de una revista y me comenta que pueden resultarnos interesantes las visitas a Pornichet y Guérande, ambas localidades bastante cercanas y es lo que vamos a hacer.




Afortunadamente ha dejado de llover y lo que es mas ha salido un sol radiante, en Pornichet ya localizamos gente por las calles, bares y locales abiertos, en fin vida. Tiene unas playas estupendas y un bonito centro urbano con algunos inmuebles muy bonitos sobre todo su Hotel de Ville (ayuntamiento).



Decidimos acercarnos también a Guérande y esa visita fue la mejor del día tiene una preciosa y entretenida ciudad medieval. Cenamos en un restaurante moules frites con sidra ya que a mi particularmente se me han atravesado las galettes (viene a ser como un Sanjacobo), y tampoco me entusiasman los crepes.
 estos últimos los considero para merienda con café o chocolate, pero no para una comida.

Este hotel restaurante La Luna también tiene cerrado el restaurante y lo que es mas no les funcionaba wifi, aunque insistí a la recepcionista no hubo forma de podernos conectar.

 Aunque las habitaciones están bien, por la falta de wifi, y de aire acondicionado lo que obliga a tener la ventana abierta y de noche cualquier ruido se magnifica, afectando al sueño, lo voy a valorar con un 5 y ya va bien. Lo de poca vida del lugar y la lluvia no tienen porque influir en la valoración del hotel.

Día 19

Madrugamos pues a las 7 en punto ya estamos desayunando y con las maletas preparadas, terminado el desayuno pagamos y emprendemos viaje de regreso que va a ser largo-largo pues tenemos unos 1.200 kms. hasta casa. Menos unos pequeños tramos lo hemos recorrido por autopistas o autovías y aunque algunas han sido de pago al ser 6 personas en un vehículo este capítulo ha sido positivo.
Tal y conforme había visto en el espacio tiempo en la TV del hotel, en Saint Jean de Luz llovía y esta lluvia nos acompañó hasta un poco mas allá de la frontera. En cuanto la pasamos llenamos el depósito de gasolina y nos echamos de cabeza a un mesón restaurante que localizamos en la zona navarra y por fin luego de una semana pudimos comer bien. 





Como decía Gracita Morales con su particular voz aguda y cantarína en las películas de los 70´s “como en España ni hablar”.


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